Esta obra hace un recorrido por tres instancias de la música afroesmeraldeña: el arrullo, el bambuco y el mapalé, recrea las sonoridades tradicionales y dibuja otros contextos inspirados en sus historias, cantos, seres y paisajes. El título de esta obra hace alusión a la manera en que debe ser interpretada esta música según sus voces ancestrales, el juego que existe y la comunión entre sus instrumentos e interpretes. Así lo expone el marimbero Remberto Escobar:
«La forma de matizar la música esmeraldeña se conoce con el nombre de ondear, que es la manera de acompañamiento que adopta la marimba para dar paso a la glosa de las cantadoras, o los instrumentos de percusión cuando acompañan el repique del tiple de la marimba o de uno de los dos cununos. Ondear es lo contrario de repicar. Cuando un instrumento va acompañando se dice que esta ondeao o viene ventiando, o también se dice que va arrullando. El repique es netamente una llamada a otro instrumento afín; por ejemplo, cuando repica el tiplero, está llamando la glosa de la cantadora, cuando repica un cununo, invita a repicar al otro, el mismo que llama a la marimba para que hable y diga lo suyo. Después de esta conversación, todos los instrumentos ondean, y ahí es que se siente el verdadero sabor de nuestra música».
Remberto Escobar
Arrullo
El arrullo, evoca los sonidos de la marimba, y el amanecer junto al mar. Las voces de las cantoras emergen de la naturaleza entre santos y seres mágicos.
Dulcísima virgen del cielo delicia
la voz que te ofrezco recibe propicia
un pesado leño cargando venia
caminando a golpe con la tiranía
Bambuco
«El ayer era el tiempo cuando todo lo que éramos como pueblo estaba ordenado por los mandatos de los ancestros. El ahora es el tiempo de las leyes de los Estados, leyes que nos mandan a ser lo que nunca fuimos, lo que nunca quisimos ser».
Abuelo Zenón
La muerte a mí me escribió
que me quiere conocer,
Yo no le debo a la muerte,
para qué me quiere ver.
Mapalé
ya me voy, ya me despido
yo no sé qué es que les pasa
ya el diablo se va de aquí,
pero me les llevo la casa
«…cuando la gente escuchó el desbarate que formó el hombre y pusieron asunto a lo que el diablo les dijo con la glosa, pararon el baile y salieron a ver: resulta que la casa estaba al filo del barranco del río, ya para caer a los profundos cantiles del infierno».
Juan García
Allá viene el Diablo
déjelo venir
que si viene solo
mejor para mí